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Ecosistema fittonia

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Esta Fittonia se cuida a sí misma a través de la composición especial de nutrientes en bote de cristal El recipiente imita el biotopo húmedo natural del entorno de vida de la planta. Debido a que el recipiente está herméticamente sellado, la planta puede reciclar el agua y los nutrientes. Esto crea un ciclo cerrado. No es necesario echarle agua, ¡ideal para personas sin dedos verdes!
Fittonia originalmente crece en los trópicos del Perú, como cobertura del suelo a la sombra de los árboles altos. El Fittonia lleva el nombre de las hermanas Elizabeth Fitton y Sarah Mary Fitton, escritoras de algunos libros botánicos populares.
¿Cómo me ocupo de mi Growing Concepts Pot?Growing Concept Pots contiene plantas especiales que pueden crecer sin agua añadida. Cada planta cuidadosamente seleccionada está compactada en un tipo de suelo húmedo. El agua y el aire en el suelo se reutilizan continuamente dentro del bote.
¿Dónde coloco el bote?No exponga los Growing Concept Pots a la luz solar directa, ya que esto aumentará la temperatura del bote demasiado rápido y la planta morirá. Coloque el bote con luz indirecta. Las bajas temperaturas también pueden dañar la planta: coloque la maceta en un lugar donde la temperatura permanezca constante.Una herramienta útil para elegir una ubicación adecuada es la cantidad de condensación en el bote. En una buena ubicación, un lado de la olla estará cubierto de condensación mientras que el otro lado permanece despejado durante el día. Normalmente, se tarda una semana antes de que la planta esté acostumbrada a una nueva ubicación
¿Qué pasa si la planta no funciona bien?
Aunque la planta de la maceta es fuerte, debe recordar que la planta està viva. Las hojas pueden volverse marrones, mohosas o infectarse con otros microorganismos. No tiene que preocuparse de inmediato: la planta sobrevivirá siempre que se mantenga saludable. Si ha elegido cuidadosamente un buen lugar para la maceta a la luz del sol indirecta ya la temperatura adecuada, y ve hojas marrones, moho y/o insectos en las hojas, es posible que deba tomar medidas. ¡Pero no entres en pánico! No es algo sin esperanza.
El vidrio está empañado. ¿Puedo resolver esto?Una pequeña condensación en el interior del bote es normal. Sin embargo, demasiada luz o temperaturas demasiado altas causan tanta condensación que el bote se empañará. Puede reconocer una buena ubicación por la cantidad de condensación en la olla: en una buena ubicación, un lado de la olla estará cubierto de condensación mientras que el otro lado permanece despejado durante el día. Si continúa manteniendo demasiada condensación, considere mover el recipiente a otro lugar dentro de su oficina u hogar. Si tiene demasiada condensación, también puede haber demasiada agua en la olla. Esto puede resolverse abriendo el recipiente y eliminando la condensación con un paño limpio y seco.
¿Como Abrir y cerrar?1. Lávese las manos con agua y jabón y séquelas con una toalla limpia.2. Abre el bote.3. Resuelve el problema.4. Si hay demasiada condensación en la olla, limpie el interior del vidrio con una paño limpio y seco. Asegúrate de no dejar rastros.5. Retire con cuidado las hojas descoloridas o los hongos.6. Si las hojas se vuelven débiles, puede agregar un poco de agua al suelo.7. Cierre el bote.
¡Las hojas se marchitarán!Si las hojas no son firmes, sino que se marchitan y caen, la planta se sobrecalienta debido al exceso de calor o la luz directa. Esto se puede resolver fácilmente abriendo la olla y agregando agua.

Cultivar patatas en la terraza

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Llegó a España como curiosidad botánica desde América del Sur y tardó en convertirse en ese alimento principal, rico en fécula, vitaminas y minerales, hoy presente en todas las mesas. Para cultivarla en casa solo necesitas un rincón soleado. En algunas regiones ya se pueden plantar en febrero, aunque marzo es el mes ideal, con el día de San José como punto de partida.
Si te has animado a cultivar tomates (Solanum lycopersicum), ¿por qué no intentarlo ahora con su pariente la patata (Solanum tuberosum subespecie tuberosum)? Una sola patata plantada en un tiesto profundo puede proporcionarte una buena cantidad: solo tendrás que esperar unas cuantas semanas para probarlas en ensalada, fritas o como más te guste. Y es que el segundo gran placer que proporciona un huerto urbano es alimentarse de la propia cosecha.
La humilde patata es capaz de crecer en cualquier tipo de suelo, incluso en hidroponía. ¿Por qué no en un rincón de la terraza? Una maceta grande y alta, incluso una bolsa de sustrato, es suficiente. Preferirá, eso sí, una tierra fértil y mullida, bien aireada y sin terrones, que no oponga resistencia a sus finas raíces adventicias. Deberás cuidar el riego y proteger las plantas de las heladas, a las que son muy sensibles.
Puedes usar cualquier patata que presente brotes de 4 a 5 centímetros: podría valer alguna de las que has comprado en el supermercado, pero lo mejor es utilizar patatas de siembra, cuya ventaja es que están prebrotadas y preparadas para el cultivo: vegetan enseguida, son más resistentes a las enfermedades y maduran antes.
El cultivo de la patata, paso a paso
• El recipiente: Escoge un tiesto (mejor si es de barro) de al menos 30 centímetros de alto por 30 de diámetro, o utiliza una bolsa de sustrato universal o de cultivo dejándola de 50 centímetros de alto. Asegúrate de que el agua sobrante del riego cuente con un orificio de salida, ya que las patatas son muy sensibles a la podredumbre. En el fondo del tiesto coloca una capa de guijarros.
• La plantación (dibujo 1): Llena el recipiente hasta la mitad (20-25 centímetros) con un sustrato rico y suelto y entierra una o dos patatas con los brotes (deben tener entre 4 y 5 centímetros) hacia arriba, en agujeros de unos 8 centímetros de profundidad. Si vas a plantar directamente en el suelo del huerto, revuelve la tierra hasta unos 25 centímetros de profundidad, practica un abonado de fondo y forma surcos con 75 centímetros de separación; coloca las patatas a unos 30 centímetros unas de otras.
• Cubre las patatas con unos 10 centímetros de sustrato.
• El emplazamiento: Coloca la maceta o la bolsa en un rincón de la terraza fresco y abierto, donde reciba luz, factor clave para que la planta vegete bien y puedan surgir los tubérculos. Es importante que esté al resguardo de las heladas tardías, a las que la especie es muy sensible. Las temperaturas ideales para el cultivo de la patata oscilan entre los 13 y los 20 grados. El exceso de calor favorece la aparición de plagas y enfermedades.
• La brotada (dibujo 2): Las primeras hojas se dejarán ver pronto. Si se prevén heladas, tápalas con paja o una campana transparente, o lleva la maceta a cubierto; si se trata de un huerto, cubre las hileras con túneles de plástico. Si se helara la parte aérea la cosecha resultaría más escasa.
• A medida que crecen las plantas ve rellenando el recipiente con más sustrato hasta alcanzar los cinco centímetros del borde; debes hacer lo mismo si las cultivas en el huerto; esto impedirá que llegue luz a los tubérculos y desarrollen clorofila (ya sabes que las patatas no son raíces sino tallos modificados) y, a la vez, que se quiebren los tallos, que pueden alcanzar entre 0,50 y 1 metro.
• El riego (dibujo 3): Al principio no riegues, siempre que el sustrato tenga humedad. Cuando ya asomen los brotes empieza a suministrarle agua de forma moderada. El sustrato debe estar húmedo, no empapado. Es es muy negativo el exceso de humedad mientras está brotando el tubérculo y desde la floración a la maduración de las nuevas patatas. Además, las patatas resultarían más acuosas, desabridas y poco ricas en almidón.
• La cosecha (dibujo 4): Cuando se haya cumplido el tiempo preciso según la variedad de patata, vacía la maceta o la bolsa y recoge los tubérculos. A modo de referencia: las patatas extratempranas y tempranas han de tener el tamaño de un huevo al retirarlas del suelo, momento que coincide con la aparición de las flores; las más tardías deben extraerse cuando el follaje comienza a marchitarse.
Fuente: verdeesvida.es

Bulbos de verano: ¡plántalos en primavera!

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En primavera se plantan las bulbosas que florecen en verano: azucenas, dalias, amarilis, nardos, calas, gladiolos… Se trata de especies de abundante floración en colores muy vivos, capaces de poner notas de gran belleza en el jardín y, muchas, también en los jarrones.
En sentido amplio, las bulbosas son todas las plantas que poseen un órgano de reserva subterráneo del que brotan las hojas y las flores, es decir, capaz de generar una nueva planta. Las bulbosas más conocidas son los tulipanes, jacintos y en general las bulbosas de primavera (ver), pero suman unas 19 familias con más de 120 géneros y numerosísimas especies y variedades, muchas de las cuales florecen en verano.
Según la forma y la disposición del órgano subterráneo, las bulbosas se pueden clasificar en cuatro grupos: las de bulbo, como el amarilis o la azucena; las de tubérculo, como la dalia; las de cormo, como el gladiolo o la watsonia, y las de rizoma, como la cala y la caña de las Indias.
Las bulbosas de primavera se plantan en otoño y florecen desde finales del invierno hasta el final de la primavera; las bulbosas de verano se plantan desde finales del invierno y en primavera y dan sus flores a lo largo del verano e incluso hasta mediados del otoño. La lista de bulbos que florecen durante el verano es interminable, como mucha su belleza: cañas de las Indias, azucenas, lirios de agua o calas, amarilis, gladiolos, nardos, dondiego de noche, crocosmias, dalias, begonias tuberosas, agapantos, muguet…
Las bulbosas de verano se caracterizan por floraciones de gran espectacularidad: sus flores exhiben una extensa gama de vivos colores, así como de formas exóticas. En ocasiones también sus follajes destacan por su originalidad.
Condiciones de cultivo
Al igual que las bulbosas de primavera, las de verano necesitan un excelente drenaje. Son perfectas para laderas y pendientes, rocallas, borduras, pero también para macetones y parterres elevados.
En muchas especies, la floración no dura mucho, de modo que conviene realizar plantaciones escalonadas, y combinarlas en macizos junto con arbustos, vivaces y anuales de floración también estival.
Para disfrutar de estas plantas durante varias temporadas, una vez que han dejado de florecer y se han secado las hojas y tallos, conviene extraer el bulbo del terreno.
Elegir bulbos sanos
Para disfrutar de las bulbosas más bellas, el primer paso es elegir bulbos sanos y firmes, que no presenten manchas ni síntomas de enfermedades. Al tocarlos deben ser duros y compactos. Desde finales del invierno se encuentran ya en los centros de jardinería; conviene no demorarse para poder elegir los mejores.
Muchas bulbosas de verano pueden comenzar a plantarse a partir de febrero; sin embargo, las heladas tardías y las temperaturas aún frías de ese mes resultan letales para determinadas especies en algunas regiones. Es necesario tomar en cuenta las indicaciones al respecto que aparecen en el envase, al igual que las recomendaciones de profundidad (por lo general dos veces el tamaño del bulbo) y la distancia o marco de plantación. Un bulbo plantado a mayor profundidad de la necesaria o en un terreno duro o arcilloso tardará más en emitir las hojas.
En general, las bulbosas de verano no son muy exigentes con el terreno, siempre que tenga un buen drenaje. Son muy propensas a los hongos de pudrición, por eso es vital evitar siempre el estancamiento del agua. El riego debe ser moderado. Cada tres semanas hay que aportarles un fertilizante rico en potasio y bajo en nitrógeno.
Además, conviene eliminar las flores conforme se marchitan para conseguir que la floración se alargue hasta el otoño.
Las variedades más altas de las dalias, las cañas de las Indias y las azucenas, que alcanzan una altura considerable, necesitan tutores, que evitarán que se quiebren cuando soplen rachas fuertes de viento.
Las hojas de las bulbosas y el propio bulbo resultan un manjar para caracoles y babosas, que los mordisquean provocándoles no solo daños estéticos, sino que también impiden su correcto crecimiento. Para protegerlas hay que esparcir antilimacos entre las plantas.
Después de la floración
En las zonas más cálidas los bulbos se pueden dejar enterrados hasta el año siguiente. En este caso, una vez terminada la floración y solo cuando las hojas se hayan secado también, se cortan al ras los tallos y se deja el bulbo en la tierra.
En otras zonas es preferible extraerlos: después de cortar las hojas y flores una vez marchitas, se debe sacar el bulbo de la tierra y dejarlo una o dos semanas en un lugar seco y fresco. Cuando el bulbo está completamente seco se rocía con un fungicida y se guarda en una caja de cartón o en sacos de papel que se llevan a un lugar sin humedad. En el caso de los bulbos que crecen en macetas, se pueden conservar allí mismo, pero colocando el tiesto en casa, en una habitación oscura y manteniendo el sustrato seco.
CÓMO PLANTAR LOS BULBOS DE VERANO
• Buscar el lugar adecuado. Aunque la mayoría de las bulbosas de verano necesitan sol, algunas prefieren un emplazamiento en semisombra.
• El suelo debe ser fértil, rico en humus y con buen drenaje.
• Preparar el suelo removiendo la tierra y agregando compost o turba, de forma que quede suelta y esponjosa. Si es necesario, colocar en el fondo un poco de arena de río o gravilla para mejorar el drenaje.
• Contemplar la distancia correcta entre bulbos, según el tamaño que alcanzará la planta. Por ejemplo, los de las cañas de las Indias y amarilis se deben poner a 20- 30 centímetros de distancia y los de las dalias a 50 centímetros; en cambio, los de muguet, a unos 5 centímetros.
• Plantar el bulbo. Cavar un pequeño agujero y poner el bulbo con el punto de crecimiento hacia arriba, justo debajo de la superficie, a unos 3-5 centímetros de profundidad. Los bulbos de gran tamaño, como los de las cañas de las Indias, se deben enterrar a mayor profundidad: unos 20 centímetros.
• Cubrir con la tierra extraída y añadir abono en la superficie. Regar a continuación copiosamente, pero sin encharcar.
MESES DE PLANTACIÓN Y FLORACIÓN
• Agapanto (A. umbellatus)
Plantación: Marzo-Mayo. Floración: Junio-Septiembre.
• Amarilis (Hippeastrum spp.)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Agosto.
• Alstroemeria (Alstroemeria spp.)
Plantación: Marzo-Mayo. Floración: Mayo-Agosto.
• Azucena (Lilium)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Junio-Agosto.
• Begonia tuberosa (B. tuberosa)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Octubre.
• Cala (Zantedeschia aethiopica)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Junio-Octubre.
• Caña de las Indias (Canna indica)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Octubre.
• Dalia (Dahlia pinnata)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Octubre.
• Dondiego de noche (Mirabilis jalapa)
Plantación: Abril-Mayo. Floración: Junio-Julio.
• Gloxinia (Sinningia speciosa)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Septiembre.
• Gladiolo (Gladiolus spp.)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Septiembre.
• Hemerocallis (Hemerocallis spp.)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Mayo-Octubre.
• Montbretia (Crocosmia)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Agosto.
• Muguet (Convallaria majalis)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Mayo-Julio.
• Nardo (Polianthes tuberosa)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Julio-Octubre.
• Sparaxis (Sparaxis)
Plantación: Febrero-Abril. Floración: Mayo-Agosto.
Fuente: verdeesvida.es

Zanahorias y rabanitos: ¡cultívalos en casa!

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Las zanahorias se pueden sembrar todo el año y crecen velozmente y sin dificultad, de modo que cultivarlas en el huerto urbano no hace sino facilitar el placer de tener siempre disponibles sus excelentes cualidades alimenticias. ¿Y qué decir de los rabanitos? Esta hortaliza de ciclo corto se siembra directamente en el terreno entre marzo y mayo y solo un mes después ¡ya está lista para una ensalada de verano!
La zanahoria (Daucus carota subespecie sativus) es rica en azúcares, carotenos —especialmente el antioxidante beta-caroteno o provitamina A—, a los que debe su color naranja, potasio y vitaminas E y del grupo B, entre otras. En tu centro de jardinería encontrarás sobres de semillas de distintas variedades.
Las semillas de zanahoria se siembran de forma escalonada a lo largo de todo el año, aunque con especial énfasis entre febrero y mayo, directamente sobre el terreno o en un contenedor. Según la variedad se pueden cosechar entre tres y cuatro meses más tarde.
Aunque es una hortaliza bastante rústica (es oriunda del centro de Asia), en las zonas de inviernos fríos o con riesgo de heladas conviene proteger la siembra con túneles o campanas transparentes.
Preparar el terreno
Las zanahorias tienen preferencia por los sustratos ricos, frescos y ligeros, aunque pueden crecer en todo tipo de suelos, excepto el arcilloso, que le resulta demasiado pesado y húmedo.
• Si el cultivo va a realizarse en un contenedor, lo mejor es utilizar sustrato universal o especial para huerto urbano (lo encontrarás en tu centro de jardinería). Debe contar al menos con unos 45 centímetros de profundidad.
• Si vas a sembrar en el huerto, labra la tierra finamente rompiendo los terrones y eliminando las malas hierbas (son una dura competencia para las zanahorias) y pedruzcos, para que las raíces puedan crecer con facilidad y sin deformarse. A continuación, aplica un fertilizante completo en la dosis por metro cuadrado que indique el fabricante. Si se trata de una enmienda orgánica deberá estar bien fermentada y entreverarse con la tierra del huerto 15 días antes de la siembra.
La siembra
Las semillas son diminutas, de modo que mezclarlas con un poquito de arena facilita ver dónde y cuánto se siembra. Debe hacerse cada diez centímetros, a lo largo de hileras de uno a dos centímetros de profundidad, separadas 30-40 centímetros. Las plantitas se empiezan a ver en 10-15 días.
El riego
La tierra debe mantenerse fresca, pero no saturada de agua. Es mejor regar con regadera.
El aclareo
Es importante ralearlas, es decir, eliminar la superpoblación para asegurar una cosecha de calidad. Las plantas deben quedar separadas unos 8-10 centímetros unas de otras.
La cosecha
Hay que extraer las zanahorias de la tierra cuando apenas hayan alcanzado el tamaño deseado (se pueden consumir muy tiernas, cuando aún son pequeñitas) o el adecuado según la variedad. No hay que dejarlas madurar del todo ya que pierden calidad.
Fuente: verdeesvida.es

Plantas carnívoras: tan raras como bellas

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Las plantas carnívoras son tan raras como bellas, como un documental de La 2 pero en el jardín o en el interior de casa. Un festín para la vista… ¡y para ellas! Los niños son sus mayores fans. Las plantas carnívoras no dejan de asombrar: ¡vegetales que devoran animales! Están de moda y hasta han protagonizado películas como La pequeña tienda de los horrores…
Aunque raras, no son pocas: superan las 600 especies en todo el mundo. En España hay una endémica: la tiraña de Sierra Nevada, una curiosa atrapamoscas que crece por encima de los 2.500 metros. La mayoría, sin embargo, procede de regiones cálidas y húmedas, sobre todo de ambiente pantanoso.
Esa es precisamente la clave de su bizarra adaptación: los suelos muy ácidos y pobres en nitrógeno las obligaron a extraer nutrientes complementarios del reino animal, desde bacterias y protozoos a insectos e incluso pequeños peces. En su comienzo evolutivo, al parecer los atrapaban gracias a las sustancias pegajosas que segregaban (algunas como la Pinguicula vulgaris lo siguen haciendo), pero con el tiempo desarrollaron sofisticados mecanismos de trampa que hoy sirven para clasificarlas: hojas en forma de pinzas que se cierran cuando un insecto roza unos cilios (apéndices con aspecto de pelo) sensibles; hojas que se curvan sobre la presa, como en las droseras; hojas en forma de jarra con una tapa, y trampas de tipo trompeta al estilo de la Aristolochia grandiflora: el insecto entra pero no puede salir, se lo impiden los pelos orientados hacia dentro. Segregan néctares por anzuelo y jugos digestivos para asimilar los nutrientes. En algunas especies las trampas se marchitan y tienen solo una vida útil de tres o cuatro capturas, pero después producen otras trampas nuevas.Cómo cuidarlasNo todas exigen los mismos cuidados, pero existen unas reglas de oro para la mayoría.• Sustrato: El suelo ha de ser muy pobre, libre de cualquier abono. Se suele usar como sustrato la turba rubia, especialmente de Sphagnum, mezclada con un tercio de arena de sílice; ha de garantizar acidez, aireación y retención de agua a la vez: así podrá permanecer bien mojado en verano y húmedo en invierno sin que se asfixien las raíces.• Agua: No toleran la del grifo ni la calcárea; ha de ser de lluvia, acidificada o destilada. En general conviene regarlas por inmersión.• Luz: Necesitan mucha luz natural, incluso directa. Algunas viven bien al sol.• Ambiente: Casi todas piden humedad alta y temperaturas cálidas o templadas. Las macetas deben colocarse sobre una bandeja con guijarros y agua, o en medio de otras plantas que generen humedad ambiental. También se pueden cultivar en terrarios. Las nepenthes y las sarracenias se pueden tener en el exterior de junio a setiembre, fuera del sol directo, en patios y terrazas, lo que en las zonas costeras les asegura humedad ambiental automáticamente; cuando las temperaturas nocturnas bajan de 14-13° se deben llevar dentro de casa.• Amenazas: Pulgones y hongos como la Botrytis, podredumbre que propicia el exceso de humedad y la falta de ventilación.• Alimentación: La dieta de moscas y mosquitos es la habitual en el cultivo en interiores; las de exterior se bastan con los insectos que pululan en su entorno. Si no comen carne estarán menos lustrosas, aunque pueden sobrevivir como cualquier otra planta.
Darlingtonia californica (Lirio cobra)El lirio cobra (foto de arriba) caza avispas e incluso moscas. Necesita media sombra (el sol directo la quema) y alta humedad. Sus raíces han de permanecer siempre frescas; se debe evitar el encharcamiento. Precisa descansar en invierno.
Dionaea muscipula (Venus atrapamoscas)
Se vale de un mecanismo de cepo con pelos sensibles en cada lóbulo para activar el cierre; la trampa incluye barrotes de espinas y solo se activa unas siete veces. Requiere mucha luz directa, alta humedad, y de 0 a 10º de noviembre a marzo y de 20 a 35º el resto del año.
Nepenthes (Copa de mono)
El género reúne unas 80 especies de varias zonas climáticas. Las más resistentes son los híbridos de tierras bajas, como la Nepenthes ventrata, Nepenthes ventricosa y Nepenthes alata. Exigen luz abundante para no perder el color, entre 20 y 30º todo el año, riego por pulverización o por arriba, y sustrato húmedo pero no encharcado.
Sarracenia (Cuerno de caza)
Las trampas tienen forma de embudo y cuentan con una suerte de tapa sobre la boca para que no entre el agua. Esta vivaz da bellas flores y suele cultivarse al aire libre, aunque hay que exponerla poco a poco. La temperatura debe situarse entre 20 y 35º en verano y 2 y 8º en invierno; necesita hibernar entre tres y cinco meses
Fuente: verde es vida

Anticipo de primavera

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Antes de que los fríos del invierno se despidan del todo, estas anuales y vivaces ya llenan de colores los jardines, terrazas y balcones. Las encontrarás en tu centro de jardinería en febrero y marzo. Aunque algunas te parezcan las de toda la vida, cambian de año en año: los viveristas introducen mejoras y lanzan nuevas variedades.
• Primavera (Primula acaulis)
Esta planta anual es de las más precoces en florecer. Es muy fácil de mantener, siempre que se plante en una zona fresca y a media sombra. Resulta perfecta para macizos en tierras ricas, macetas y jardineras. En zonas de veranos frescos puede vivir varios años siempre que se vigile que no le falte riego en verano.
• Margarita (Argyranthemum frutescens)
Vivaz de la familia de las compuestas, ofrece flores simples o dobles blancas, amarillas, rosadas y ahora incluso rojas (‘Starlight Red’). Vive bien en jardineras, parterres y macetas de gran tamaño y requiere pocos cuidados. Dado su rápido crecimiento es bastante exigente con el abonado. El pleno sol incentiva una floración abundante y continua desde finales del invierno hasta comienzos del verano. En las zonas frías hay que protegerla de las heladas.
• Margarita del Cabo (Osteospermum ecklonis)
Esta vivaz de origen surafricano antes conocida como Dimorphoteca brinda una precoz y larga floración. Junto a los colores blanco, lila, rosa, fucsia y púrpura de siempre ahora luce otros nuevos: anaranjados, ocres, malvas, amarillos (‘Yellow Halo’) e incluso bitonos (‘Volta’, rosa con el centro blanco). En algunas variedades, los pétalos de las flores se curvan en forma de cucharilla. Excelente en macizos, rocallas o jardineras en climas templados. Prefiere una exposición soleada en primavera y semisombra en verano en las áreas continentales. Se adapta bien a todo tipo de suelos. Es capaz de soportar heladas de hasta -5 grados si está bien implantada en el terreno. Requiere muy pocos cuidados. La inducción de la floración viene dada por la acumulación de horas de frío, por tanto da flor habitualmente desde finales del invierno hasta entrado el verano; en climas más frescos brinda una segunda floración en otoño.
• Cantueso (Lavandula stoechas)
Es una de las plantas aromáticas por excelencia. Sus flores, de agradable perfume, se presentan en forma de espigas con grandes pétalos en lo alto. Es endémica en muchas zonas del área mediterránea, en terrenos más bien ácidos. La mayoría de las variedades actuales tienen un porte natural compacto, de modo que las podas deben ser esporádicas. Al ser acidófila y dado que las aguas de riego suelen presentar un alto contenido en cal se le debe aportar micronutrientes, especialmente hierro.
• Conejitos o Boca de dragón (Antirrhinum majus)
Según el clima, esta especie de origen mediterráneo se comporta como anual o vivaz. Necesita un emplazamiento al sol o en semisombra y un suelo rico y bien drenado; no soporta las heladas. Últimamente se han introducido variedades muy floríferas, de colores muy atractivos o flores más grandes, como la variedad ‘Antirinca Peachy’. Es apta para tiestos, rocallas y arriates.
• Clavel (Dianthus cariophyllus)
A partir de esta especie de origen mediterráneo, la hibridación ha dado lugar a una gran familia de plantas anuales de floración precoz, colores vivos y agradable perfume. Resulta tan adecuada en parterres como en macetas y jardineras a pleno sol; florece durante un largo periodo de tiempo. En zonas frías es mejor plantarla en tiestos y llevarla a cubierto durante el invierno. Hoy existen variedades muy espectaculares, como ‘Mondrian’, ‘Ten Nelke’ y ‘Carnelia’, al igual que la colección ‘Sunflor’, de flores dobles en siete tonos distintos. Más sobre el cultivo de claveles en Verde es Vida nº48, páginas 26-27.
• Pata de canguro (Anigozanthos flavidus)
Unas curiosas flores rojas o amarillas que recuerdan la pata de un canguro caracterizan a esta vivaz rizomatosa originaria del suroeste de Australia. En las zonas cálidas ofrece una precoz y abundante floración. Es apta para la xerojardinería y requiere un suelo normal, exposición a pleno sol, y riego abundante mientras esté dando flores y escaso en invierno. Se aconseja abonarla con moderación. Para parterres, macetas y jardineras. En zonas frías se debe conservar dentro de casa durante el invierno.
• Mesem o Margarita de Livingstone (Messembrianthemum)
Oriunda de la región del Cabo, Suráfrica, esta tapizante anual suculenta es muy apropiada para la jardinería sostenible. Sus copiosas y sedosas flores fucsias, amarillas, blancas o rojas aparecen desde comienzos de la primavera hasta que empieza el verano. Necesita mucho sol y temperaturas medias o altas; el frío y el exceso de agua la aniquilan. Vive mejor en suelos arenosos, pobres y bien drenados.

The Burnley Living Roofs: una azotea viva

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El techo de un edificio histórico de la Universidad de Melbourne convertido en un jardín experimental que interpreta distintos tipos de cubiertas ajardinadas, sustratos, usos y plantas. Y, al mismo tiempo, compatible con un diseño valiente y el disfrute, además de la pedagogía. The Burnley Living Roofs es un juicioso proyecto que enseña cómo reintroducir la biodiversidad en el ámbito urbano, ahorrar energía y ganar sostenibilidad mediante infraestructuras verdes adaptadas a un clima de extremos.
Melbourne, en la punta sur de la costa este de Australia, tiene una personalidad climática extrema. Veranos con oleadas de calor que han llegado a superar los 45º y heladas y nieblas en invierno. Ocasionales riadas en las calles por la lluvia o el desbordamiento del río Yarra. Hasta bíblicas tormentas de polvo, cuando no de humo de los incendios. La meteorología no se somete al calendario. El popular dicho “cuatro estaciones en un día” tiene fundamento en la capital del estado de Victoria.
Quizás por eso la Universidad local, avanzada en investigaciones agrícolas, solo había experimentado en 2008 con una cubierta ajardinada. Pero el actual proyecto del campus Burnley, estrenado en 2012 y pionero en el país, ha recuperado de un salto el terreno perdido frente a experiencias similares en Norteamérica y Europa, “por lo general menos complicadas porque se realizan en climas más fríos y sin problemas de agua”, explica John Rayner, catedrático en Horticultura Urbana de la Universidad.
The Burnley Living Roofs une la experimentación científica al diseño de cubiertas verdes sostenibles mediante el uso de plantas autóctonas o adaptadas a la climatología de la región. No por ello es un proyecto localista. Tiene, por el contrario, vocación divulgativa y podría servir de ejemplo en zonas mediterráneas con vegetación y climas parecidos: ventosos, desérticos, con diferencias extremas de temperatura y a veces lluvias torrenciales. “El objetivo es que nos visiten estudiantes y profesionales para replicar nuestra experiencia en más jardines urbanos de esta y otras ciudades”, sostiene Rayner.
Tres cubiertas ajardinadas
El proyecto se organiza en tres cubiertas ajardinadas con funciones diferentes pero complementarias. La Cubierta de Investigación es un laboratorio de 80 metros cuadrados divididos en cuatro cuadrantes: tres de cubierta verde con secciones de 10, 15 y 20 centímetros, y un cuarto sin ella. La finalidad es analizar y monitorizar los benefi cios hídricos (consumo de agua, respuesta a los aguaceros) y energéticos de estas estructuras según las distintas combinaciones de plantas y espesores del sustrato.
Uno de los problemas del crecimiento urbano es su ruptura con la biología del entorno. Cuanto más grandes son las ciudades, más se separan, a modo de islotes, de la Naturaleza. La Cubierta de la Biodiversidad estudia cómo convertir los techos en espacios de continuidad natural entre la muralla de edificios. Con su curioso aspecto de jardín zen, sus 52 metros cuadrados buscan atraer y dar cobijo a lagartijas, pájaros e insectos, es decir, ser colonizados. Sobre el sustrato se despliegan óvalos de gravas o arenas, un par de ramas secas, trozos de cerámica o pizarra, un regato con guijarros en las orillas y una charca alimentados por la lluvia, un puñado de plantas nativas de la región que les sirven de refugio y alimento… Propone una solución ideal para las zonas de paso o de difícil mantenimiento en las cubiertas ajardinadas, ya que prácticamente prescinde de la presencia humana.
Catorce zonas de plantación
Pero la reina de Burnley es sin duda la Cubierta de Demostración, el escaparate del proyecto, el verdadero jardín donde se expone todo el conocimiento acumulado por el departamento de Horticultura Urbana. Difícil sacar mayor partido a tan poco espacio: en 166 metros cuadrados se concentran nada menos que 14 zonas de plantación según sus requerimientos de agua y el espesor —10, 15, 20, 25 y 30 centímetros— y tipo de sustrato: fibra de coco, corteza de pino, escorias y cenizas industriales recicladas, perlitas, zeolitas, teja triturada, entre otros.
En realidad es un botánico con 203 especies, principalmente herbáceas y suculentas, pero también hierbas y hortalizas, que se cultivan sin irrigación o con una mínima cantidad de agua. La intención: mostrar la gama y variedad de plantas que se pueden utilizar con éxito en una cubierta ajardinada. El proyecto lleva la firma del estudio de arquitectura y paisajismo Hassell. “El mayor desafío ha sido emplear capas finas de suelo y materiales muy ligeros para no comprometer la resistencia de un edificio de ladrillo con protección histórica”, explica Matthew Mackay, uno de sus responsables.
Todo el jardín se sustenta sobre perfilería de aluminio y mallas metálicas livianas, y la pasarela central, al igual que las jardineras pintadas de rojo carmín, se han fabricado en espuma sólida y fibra de vidrio. La pasarela de madera cumple un papel protagonista: en pendiente o escalonada, se adapta a la forma de cuña de la cubierta y permite un acceso equidistante al jardín en todo su recorrido. Diseño inteligente: al mismo tiempo es un banco corrido donde sentarse para estudiar o contemplar bajo una sombrilla las piezas del puzzle vegetal. “Bello además de práctico, como debe ser una cubierta ajardinada”, concluye Rayner.
Fuente: verdeesvida.es

Anthurium, la flor del amor

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Del amor espiritual, por su forma de corazón... o del amor ardiente por su erótica anatomía. Esbelta y tropical, es perfecta como planta de interior o como flor cortada en ramos ‘minimal’.
Anthurium es el nombre genérico de unas 700 especies extendidas por casi toda Latinoamérica, desde México a Argentina. No obstante, su catalogación es relativamente reciente: el botánico Edouard André la descubrió en las selvas colombianas en 1876, durante una expedición financiada por el gobierno francés (André fue un paisajista célebre y participó en el ajardinamiento del París decimonónico).
Al anturio, al que también se denomina lengua del diablo (A. scherzeranium), y en el mundo anglosajón, flamenco flower o tailflower, se le atribuían poderes afrodisíacos e incluso se ofrecía como símbolo de fertilidad a las jóvenes que deseaban quedarse embarazadas. La causa es bastante gráfica: la curiosa anatomía de la flor, con una hoja modificada —espata— en forma de corazón, y la flor propiamente dicha, el espádice (llamado candela en América) en el centro, que se asociaba con el órgano sexual masculino.
Llama la atención el aspecto carnoso y acharolado de la espata, cuyo brillo realza los colores, en bello contraste con sus abundantes hojas de color verde oscuro. La espata y el espádice la emparientan con las otras plantas de la familia de las aráceas, desde las calas hasta los espatifilos.
Presencia elegante, belleza exótica, estructura original... y sin embargo los anturios han empezado a conocerse en España hace apenas dos décadas. Pero hoy se pueden ver tanto como flor cortada, de espectaculares espatas y un tallo que puede alcanzar los 50 centímetros (A. andreanum), como para cultivar en el interior de casa: ejemplares de abundante follaje y numerosas flores, generalmente rojas o rosadas, obtenidos por hibridaciones. Se la considera, además, una planta purificadora, es decir, capaz de depurar el aire de sustancias nocivas.
Entre ellos destacan el A. andreanum, A. vitara y A. acaudale. Existe también una variedad trepadora, el A. scadens. En las regiones tropicales se pueden cultivar en un jardín bajo los árboles, y en maceta (A. scherzerianum).
Qué cuidados necesita
Los cuidados son los habituales de las plantas tropicales:
• Temperatura cálida constante, sin cambios bruscos, y abundante humedad ambiental. Se trata de una planta de hoja perenne que puede conservar la flor durante todo el año si se mantiene, rigurosamente, entre 18-20º y 28º (nunca más de 35º ni menos de 15º) y buena luminosidad.
• El sol directo puede quemarle las hojas, pero si no cuenta con las suficientes horas de luz no dará muchas flores (durante el otoño y el invierno hay que engañarla manteniendo la luz encendida varias horas). En la axila de cada hoja existe el principio de una flor, pero para que surja una u otra serán necesarias determinadas condiciones de luz.
• La humedad ambiental es otro de los factores clave para el bienestar de esta planta. Agradece las pulverizaciones diarias, que deberán practicarse a unos 15 centímetros de distancia, o que se la mantenga sobre un platito lleno de guijarros y agua. Se debe regar cada tres días en verano y una vez a la semana en invierno.
• Resulta fundamental protegerla de las corrientes de aire en los días fríos, de lo contrario perderá deprisa las flores y las hojas empezarán a amarillear.
• Tampoco debe colocarse cerca de fuentes de calor.
• Una limpieza de hojas, a ser posible con agua de lluvia, o al menos no calcárea, también mejora la salud de los anturios. Es preferible no abrillantarlas con productos de floristería.
• No es necesario ningún tipo de poda, sino solamente retirarle las hojas y flores marchitas.
• Es conveniente aplicarle fertilizante líquido cada dos semanas, sobre todo en época de floración.
• Se multiplica por división de mata y requiere un cambio de maceta cada dos años; para ello habrá que proveerle un suelo ligero, suelto, que permita la aireación de las raíces, y rico en materia orgánica.
Fuente: verdeesvida.es

Judías verdes y amarillas, violetas, rojas...

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La judía verde es una de las verduras más agradecidas de la huerta por su facilidad de cultivo. Por ello es ideal para los que se están iniciando en el huerto en casa. Con una serie de cuidados básicos se puede disfrutar durante meses de una cosecha continua de deliciosas vainas.
Judías verdes, vainas, alubias verdes, habichuelas o fréjoles son algunos de los nombres que reciben las vainas de las judías que se consumen tiernas, antes de que maduren las semillas. El nombre de esta especie anual es Phaseolus vulgaris, y de ella se han obtenido hasta el presente numerosas variedades.
Las judías verdes se clasifican en dos grandes grupos:
• De enrame o mata alta: Con un poco de ayuda, estas plantas de judías son capaces de trepar por cualquier estructura en la que puedan enrollar sus brotes terminales. Necesitan por lo tanto un soporte: se puede armar (o comprar) una sencilla armazón de cañas o varillas de plástico en forma de tipi, o utilizar una valla o malla de entutorado que les sirva de apoyo. En todo caso, el soporte debe instalarse antes de la siembra. Una ventaja de las variedades de mata alta es que producen frutos durante mucho más tiempo que las de mata baja: hasta dos meses. Para alargar el periodo de recolección es necesario cosechar regularmente las judías, caso contrario acabarán madurando y las plantas dejarán de producir flores y por lo tanto nuevas vainas.
• De mata baja: Estas judías tienen una forma de crecimiento más limitada y no necesitan soporte para enredarse. Por su tamaño son muy adecuadas para el cultivo en contenedor, por lo tanto pueden crecer perfectamente en terrazas y balcones. Por lo general, las judías de mata baja empiezan a dar frutos antes, y a menudo producen casi toda la cosecha de una sola vez. Para alargar la productividad conviene llevar a cabo plantaciones escalonadas cada dos o tres semanas, de manera que cuando una planta deje de dar frutos sea relevada por la siguiente.
CULTIVAR JUDÍAS: PASO A PASO
• Semillas o planteles: Las judías verdes se suelen sembrar directamente en la tierra a razón de 4-5 semillas por golpe; luego se han de aclarear dejando las más vigorosas. En los centros de jardinería también las puedes encontrar en planteles, lo que te permitirá ahorrar tiempo. Ahora bien, ¿qué variedades elegir? Además de por sus formas, texturas y colores (ver fotos de la columna de la derecha), puedes probar a plantar variedades tempranas, de precocidad media y tardías para asegurarte una larga cosecha. Suelen recolectarse a los 60-70 días de la siembra.
• Temperatura: Un dato que no se debe olvidar es que las vainas no resisten temperaturas bajo cero; esto significa que las siembras o plantaciones se deben proteger del frío o efectuar cuando ya no haya riesgo de heladas. La temperatura del suelo no debería ser menor de 10º.
• Marco de plantación: La distancia entre plantas depende de las variedades. Consulta en los sobres de semillas o en el centro de jardinería cuál es el más adecuado.
• Sol: Plántalas donde reciban mucho sol.
• Sustrato: El suelo debe ser suelto y drenar bien. Ha de ser fértil y con pH 6,5-7.
• Abonado: Las judías verdes pertenecen a la familia de las leguminosas y, como tales, son capaces de fijar el nitrógeno del aire en el suelo. Esto hace que el abonado no sea imprescindible en la mayoría de los casos. Aun así, incorporar algo de materia orgánica en forma de compost no les vendrá mal, de paso mejorará la estructura del sustrato y su sistema microbiano.
• Riego: Mientras germinan las semillas hay que cuidar que no se encharquen. Luego, las plantas necesitarán recibir agua de forma frecuente, sobre todo en la época de producción, aunque siempre evitando el encharcamiento, que puede propiciar la aparición de enfermedades por hongos.
• Cosecha: A la hora de cosechar, retira con cuidado las vainas de la mata para no romper las ramas. El tamaño de las vainas a recolectar cambia mucho según las distintas variedades. Lo más importante es que estén todavía tiernas; a medida que maduran, las semillas engrosan y la piel de la vaina se vuelve más dura y seca.
OCHO VARIEDADES PARA EL HUERTO URBANO
De mata baja
• Judía enana violeta ‘Amethyst’: Estas finas vainas cilíndricas destacan por su atractivo color. Alcanzan los 15 cm de longitud y carecen de hilos. Es muy productiva.
• Judía enana ‘Maravilla de Piamonte’: También llamada ‘Lengua de Fuego’ por sus vainas amarillentas con variegaciones violetas. Las vainas son planas, casi rectas y sin hilos.
• Judía enana ‘Amarilla Capitano’: Variedad mantecosa de vainas planas muy carnosas, de unos 15-17 cm de longitud. Es de precocidad media. Las plantas alcanzan medio metro.
• Judía enana ‘Roma’: Produce vainas muy carnosas de 16-17 cm de longitud. Es muy resis-tente a las enfermedades.
De enrame o mata alta
• Judía ‘Abundancia’: Da vainas cilíndricas y rectas de unos 17 cm de longitud. No forman hilo ni se apergaminan, y las semillas no se marcan. Es una variedad precoz, vigorosa y de gran calidad.
• Judía ‘Buenos Aires Roja’: Las vainas son planas, verdes con manchas rojizas, muy carnosas y de unos 18 cm de largo y 2-2,2 cm de ancho. La planta es rústica, de calidad y vigorosa.
• Judía ‘Parma’: Produce vainas planas de hasta 25 cm de largo. Es una planta muy productiva y de comportamiento precoz, resistente a las enfermedades y las condiciones adversas.
• Judía ‘Maravilla de Venecia’: Es de comportamiento precoz, amarilla y del tipo mantecosa. Las vainas miden unos 20-22 cm.
Fuente: verdeesvida.es

Potunia

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Planta de la familia de las petunias, pero con la diferencia de que las potunias son una nueva variedad mejorada, ideal para macetas o para colgar, que mantiene su forma compacta toda la temporada. De muchos colores al igual que la petunia, tolera el pleno sol y produce flores mas grandes y colores más intensos .
Las Potunias son plantas que adquieren un buen tamaño. De hecho, con una sola Potunia podemos cubrir un espacio equivalente al que conseguiríamos con cuatro petunias hybridas. Son ideales para ser plantadas individualmente en un macetero o contenedor de 18 ó 20 centímetros de diámetro, llenándolo en pocas semanas y mostrando una impresionante bola de color.
Cuidados de la Potunia
La Potunia, al igual que el resto de grupos de petunias, requiere riegos frecuentes y además, es aconsejable un abonado equilibrado aportado semanalmente en el agua de riego. Este abonado debe llevar microelementos para evitar carencias o amarilleamiento de sus hojas, sobre todo si se riega con agua que contenga mucha cal.No suele tener problemas serios de plagas, aunque hay que prestar especial interés a los pulgones. En caso de detectar su presencia es conveniente tratar con un insecticida sistémico para evitar su proliferación. Estos insectos, además del daño que causan a la planta, segregan una sustancia melosa y azucarada que atrae a las hormigas.En cuanto a la poda, no es necesaria ya que las Potunias poseen un alto poder de rebrotado natural. Pero si las queremos mantener más compactas y dentro de un tamaño concreto, podemos ir cortando sus puntas conforme veamos que se aleja del área deseada. En pocos días esas ramas rebrotan y vuelven a ser muy floríferas.Aunque es conveniente plantarla en el jardín, terraza o balcón en una zona de exposición soleada, la Potunia es una de esas plantas que también podemos disfrutarla dentro de casa durante unos días antes de ponerla al exterior.Si optamos por tenerla como planta de interior, no deberíamos hacerlo durante más de 10 ó 15 días ya que requiere mucha iluminación. Más tiempo puede afectarle a su floración tanto sobre la cantidad de sus flores como la intensidad de color de las mismas. Este tiempo puede ser mayor cuanto más luz reciban en el interior de casa.

Abonar las plantas: ¿por qué, cuándo, de qué manera?

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Las plantas requieren una serie de nutrientes para desarrollarse bien, florecer en cantidad y con calidad, dar buenos frutos y resistir sequías y heladas. El sustrato necesita ser enriquecido de forma regular mediante el aporte de fertilizantes. Pero ¿qué abono conviene utilizar, cuándo y cómo aplicarlo? He aquí las respuestas.
Para desarrollarse, las plantas necesitan cantidades importantes de tres macronutrientes primarios: nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K). Y, en pequeña cuantía, macronutrientes secundarios: magnesio, azufre y calcio (en la mayor parte de España presente en las tierras calizas y las aguas de riego de mala calidad), y micronutrientes como hierro, cinc, cobre, boro, manganeso y molibdeno. Cada uno de estos elementos cumple una función diferente pero complementaria.
Las formulaciones NPK que se ven en el etiquetado de los envases de fertilizantes indican el porcentaje de los tres macronutrientes primarios. Estas letras muchas veces van seguidas de números que indican, normalmente, el porcentaje de magnesio y azufre.
Condicionantes
En general, las necesidades de las plantas están determinadas por el tipo de planta, su tamaño y su ciclo biológico, entre otros parámetros. La disponibilidad de los nutrientes presentes en el sustrato, por su parte, está muy relacionada con el pH; un rango ideal para el cultivo se sitúa, en general, entre un 5,5-6,5, con algunas excepciones.
El sustrato
Es importante que el sustrato cuente con una estructura y textura adecuadas. Por otra parte, no necesita lo mismo una planta que vive en un tiesto que otra que crece en el suelo. La mayoría de los sustratos que se emplean para la plantación y el trasplante llevan incorporados nutrientes, pero solo para dos o tres semanas. A partir de entonces ya se debe empezar a abonar. La tarea exige atención, ya que tanto la carencia como el exceso tienen consecuencias negativas para las plantas. Es de suma importancia, pues, ajustar las dosis según las recomendaciones del fabricante y suministrarlas en el momento adecuado.
Cómo se presentan los abonos
En tu centro de jardinería encontrarás fertilizantes en distintas formas de presentación. En su formulación pueden intervenir sustancias exclusivamente de origen orgánico (bio), inorgánico, o una mezcla de ambas. Te contamos cómo y cuándo administrarlos.
ENMIENDAS ORGÁNICAS (compost o mantillo). Son materia orgánica de origen vegetal y/o animal (estiércol de caballo, vaca u oveja) más o menos descompuesta. En función del grado de descomposición los nutrientes estarán disponibles antes o después. Sobre todo mejoran la textura y estructura del suelo aumentando su esponjosidad y capacidad de retención de agua.
• Cuándo y cómo aplicar: Según las necesidades, la enmienda orgánica se puede aplicar en superficie o de fondo, en este caso entrecavando la tierra y revolviéndola con ella. Habitualmente se enmienda el suelo entre octubre y los meses de invierno, aprovechando las labores de labrado (huerto, parterres, borduras); en algunos casos coincide con la poda (rosales, setos). Protege las raíces de las heladas. Se realiza una o dos veces al año según la calidad del suelo.
• En tiestos y jardineras: A lo sumo, espolvorear por encima poca cantidad de enmienda orgánica. Si el sustrato ha perdido estructura y textura es mejor renovarlo parcialmente o cambiarlo si la planta admite un trasplante.
• En la plantación de árboles y arbustos: Si se mezcla con la tierra en el momento de plantar un árbol o arbusto en el suelo del jardín, debería representar como mucho entre un tres y un cinco por ciento del volumen. Si la materia orgánica que se aplica en profundidad no estuviera bien descompuesta y siguiera fermentando podría agotar las reservas de oxígeno creando un ambiente anaerobio pernicioso para las raíces.
GRANULADOS
El abono se presenta en gránulos que se esparcen sobre la tierra. Hay de dos tipos: rápidos, que liberan los nutrientes a lo largo de cuatro a seis semanas, y de liberación lenta, que pueden durar de tres a doce meses.
• Cuándo, cómo y cuánto aplicar: Se dispersan sobre la superficie del terreno y se cubren con un poco de sustrato para que la humedad los vaya disolviendo. Aplicar escrupulosamente la dosis indicada, especialmente en tiestos y jardineras.
• Qué es el abono azul: Suele ser un abono granulado complejo de aplicación universal. Algunos, los más tecnológicos, incorporan inhibidores de la nitrificación, lo que conlleva una mayor eficacia y respeto por el medio ambiente.
Abonos de liberación controlada
Los abonos de liberación controlada son una alternativa a los granulados de liberación lenta. Los ingredientes se presentan recubiertos por una cápsula de plástico donde el agua entra para disolverlos paulatinamente, liberándolos a lo largo de unos seis meses. Son ideales para plantas con exigencias de nutrición no muy altas: adelfas, autóctonas… Los encontrarás con los nombres comerciales Basacote y Osmocote.
SOLUBLES
Se presentan en polvo para disolver en el agua de riego. Son una alternativa a los líquidos, pero más potentes, lo cual exige extremar las precauciones con la dosificación, sobre todo si se trata de plantas pequeñas. Llevan cucharita dosificadora.
BASTONES Y VARITAS
El abono se presenta en forma de clavos que se entierran. Son de liberación lenta y suelen ejercer su efecto durante dos a tres meses. La aplicación es cómoda y duradera. • Cuándo, cómo y cuánto aplicar: Durante el periodo vegetativo. Para plantas que florecen en primavera-verano, por ejemplo, deben enterrarse en febrero-marzo. Se clavan a diferentes distancias del tronco. Los fabricantes indican la cantidad según el diámetro de la maceta.
LÍQUIDOS
De efecto más rápido que los abonos orgánicos y granulados, se aplican en su gran mayoría diluidos en el agua de riego.
• Cuándo, cómo y cuánto aplicar: Cada 7-20 días según la planta y su ciclo, generalmente desde la primavera hasta el otoño, con una parada estival (cuando las raíces trabajan menos y las hojas luchan contra la temperatura) y en el periodo de descanso vegetativo invernal.
• En tiestos y jardineras: Es la mejor forma de abonar las plantas de interior o exterior en contenedor, ya que, respetando la dosis, el riesgo de equivocación es menor.
Fuente: Compo y Verdeesvida.es

Perfume de jazmines

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Regalo de Dios es el significado originario persa de la palabra jazmín. A España los trajeron los árabes y se quedaron en los patios andaluces, aquerenciados en su clima. En propiedad, solo son jazmines las especies del género Jasminum, pero hay jasminoides en otros géneros que también son llamados popularmente así, lo mismo que numerosas plantas de flores perfumadas generalmente blancas. Muchos de ellos se adaptan perfectamente a las distintas regiones españolas.
No hay poder más evocador que el de un aroma. En las noches más cálidas del año, este don divino, como lo llamaron los persas, exhala su intenso perfume desde celosías y muros. Estas volátiles esencias capaces de traer a la imaginación princesas de cuentos de Las mil y una noches, transportar a exóticos países o colarse en el aroma de un té, son, desde tiempos inmemoriales un pilar de la industria perfumista, junto con la rosa y la violeta. Por cierto, el oloroso jazmín también mantiene a raya a los insectos.
En España, su fragancia se asocia a las noches de verano. Y al sur. Es el perfume de Andalucía —con permiso del azahar—, donde llegó con los árabes. Los verdaderos jazmines, es decir, las especies que pertenecen al género Jasminum —J. officinale, J. grandiflorum, J. polyanthum, J. azoricum, J. sambac, entre unas 200— son arbustos trepadores sensibles al frío, de modo que allí viven a sus anchas. Si el clima es benigno no necesitan mucho más: son bastante resistentes a las plagas y la mayoría soporta bien el calor. Viven mejor si cuentan con espacio para crecer, puesto que en general son plantas de desarrollo vigoroso. Exigen suelos profundos, frescos y ricos en materia orgánica, pero con buen drenaje, ya que no soportan el encharcamiento. Para garantizar una buena floración, deben emplazarse al sol, pero al resguardo del viento, que puede arrancarlos de los soportes que necesitan para trepar.Se deben abonar dos veces al año con un fertilizante rico en fósforo y potasio y pobre en nitrógeno. No necesitan mucho riego, de hecho el exceso puede provocar la caída de las hojas, pero sí administrarlo de forma regular en las épocas cálidas. Se podan tras la floración, recortando las ramas muy largas para favorecer un crecimiento más denso.Los jazmines en los climas más fríosEn algunos casos, plantados al amparo de un muro orientado al sur (es decir, a resguardo del viento frío del norte) y cubriendo el pie con paja o algún otro material que acolche y aísle el suelo, los jazmines pueden resistir cierto grado de frío y algunas heladas no muy fuertes (hasta -10 grados). A lo mejor la parte aérea de la planta muere, pero las raíces, si están protegidas, pueden sobrevivir y rebrotar en primavera. Hay algunas especies, como el J. polyanthum y el J. mesnyi, de flores amarillas, que viven bastante bien en el centro de España.Los falsos jazminesPor su semejanza a los jazmines —forma de la flor, color, perfume— hay especies jasminoides en otros géneros: Trachelospermum jasminoides, Gardenia jasminoides (ver ficha en Verde es Vida nº49), Solanum jasminoides... Pero el nombre se extiende también al jazmín de Madagascar (Stephanotis floribunda, ver ficha en Verde es Vida nº60, página 40), del Paraguay (Brunfelsia australis), azul (Plumbago capensis) y magno (Plumeria rubra), por ejemplo, sin otra relación con el género Jasminum que un cierto parecido. Dentro de estas especies hay algunas bastante resistentes al frío y las heladas, y capaces de vivir bien en regiones de España donde los verdaderos jazmines no prosperan. En la información de jazmines y falsos jazmines que te aportamos a continuación se indica el clima más adecuado a sus necesidades, aunque, en muchos casos, los que se dan bien en climas fríos pueden vivir también en los templados o cálidos siempre que se rieguen adecuadamente o, en algunos casos, se protejan del sol o el calor excesivos.El cultivo dentro de casaLas especies de zona tropical, especialmente los J. sambac y J. nitidum, la Gardenia jasminoides y el Stephanotis, se adaptan bien al cultivo en interior, siempre que se mantengan alejados de la calefacción y se les procure humedad ambiental.JAZMÍN COMÚN o BLANCO (Jasminum officinale)El jazmín por antonomasia es un arbusto trepador de tallos leñosos y retorcidos que necesita ser sujetado a un soporte. Puede resistir cierto grado de frío, pero para desarrollarse adecuadamente requiere un clima en el que las heladas no sean muy fuertes ni continuas. Se comporta como perennifolio o semi perennifolio según la temperatura. Sus capullos dan paso a flores tubulares de cuatro a cinco lóbulos, blancas y muy fragantes. Alcanza entre 6 y 10 metros de altura.• Zona: Costa mediterránea y Andalucía.• Exposición: Sol o sombra ligera.• Suelo: Bien drenado, rico, fresco.• Riego: Regular en verano, sin excesos; soporta la sequía.• Floración: Desde finales de la primavera al otoño, aunque en algunos lugares privilegiados puede prolongarse casi todo el año.• Mantenimiento: Guiarlo, podarlo tras la floración, y realizar poda de limpieza en invierno.• Usos: En pérgolas, rejas, columnas, muros.• Maceta: Sí, al aire libre y vigilando el riego en verano.• Variedades: ‘Argenteovariegatum’, de hojas con manchas plateadas, y ‘Aureovariegatum’, con márgenes dorados.JAZMÍN REAL o JAZMÍN ESPAÑOL (Jasminum grandiflorum)Arbusto trepador perennifolio de crecimiento muy vigoroso, muy sensible a las heladas. Puede alcanzar una altura de 10 metros. Durante el verano, especialmente, y el otoño produce ramilletes de flores más grandes que las del J. officinale, blancas y muy perfumadas. La floración es abundante y continua.• Zona: Costa mediterránea y Andalucía.• Exposición: Pleno sol. No resiste las heladas.• Suelo: Preferentemente areno-arcilloso y de naturaleza ligeramente ácida.• Riego: Regular, más intenso en verano sobre todo si se cultiva en contenedor.• Floración: Verano y otoño.• Mantenimiento: Guiarlo y podarlo después de la floración. Es bastante resistente a las plagas y enfermedades.• Usos: Pérgolas, celosías, muros, a los que hay que sujetarlo.• Maceta: Sí, al aire libre.JAZMÍN ROSADO o MORUNO (Jasminum polyanthum) Muy parecido al J. officinale, pero de follaje más oscuro y denso, da apretados ramilletes de pequeñas flores que surgen de capullos de color rosa intenso. Puede vivir en el centro de España siempre que se lo resguarde del frío. Florece en marzo y abril. Es de crecimiento muy rápido y alcanza hasta 6 metros de altura. Se comporta como perennifolio o semi perennifolio según el clima.• Zona: Costa mediterránea, Andalucía y centro de España.• Exposición: Muy soleada, aunque también vive bien en sombra ligera; tolera el calor y la humedad ambiental. Soporta bastante el frío (hasta -8 grados), aunque no las heladas continuas.• Suelo: Cualquiera, pero con buen drenaje.• Riego: Regular en verano, pero sin excesos.• Floración: Mes y medio en primavera.• Mantenimiento: Pinzarlo regularmente.• Usos: Pérgolas, celosías, muros, vallas, a los que debe ser sujetado. Permite el arte topiario.• Maceta: Sí, al aire libre.JAZMÍN DE ARABIA o DIAMELA (Jasminum sambac)Las perfumadísimas flores blancas de este arbusto trepador originario de la India, Birmania y Bangladesh se utilizan para aromatizar el té de jazmín. La especie cuenta con numerosas variedades, entre las que destacan las de flores dobles. El follaje, verde brillante, es semi perenne. Crece lentamente hasta los 2-3 metros de altura.• Zona: Costas de Málaga y Granada y Canarias.• Exposición: Sol, sobre todo por la mañana, o sombra leve; ambiente muy luminoso si se cultiva en interiores. No soporta temperaturas por debajo de 0 grados.• Suelo: Bien drenado, de consistencia arcillo-arenosa, levemente ácido.• Riego: Regular en verano, pero sin encharcar.• Floración: Si cuenta con las condiciones adecuadas, sus flores de dulce perfume con notas cítricas se producen todo el año; viran al rosa o al beige al envejecer.• Mantenimiento: Podar para mantener una forma compacta.• Usos: Requiere soporte y sujeción. Se utiliza en celosías y pérgolas.• Maceta: Sí, en interiores; en el exterior solo en zonas libres de heladas.• Variedades: Las más interesantes son ‘Belle of India’, de flores blancas dobles y crecimiento moderado; ‘Grand Duke of Tuscany’, arbusto no trepador de lento crecimiento y flores triples blancas muy fragantes; ‘Maid of Orleans, de flores simples, entre los más bonitos y el que mejor se adapta a vivir en sombra.JAZMÍN DE ALAS DE ÁNGEL (Jasminum nitidum)Jazmín tepador perennifolio nativo de Papúa-Nueva Guinea, muy vigoroso y de rápido crecimiento. Sus tallos flexibles al principio y luego leñosos pueden alcanzar los 6 metros de altura. Sus flores blancas en forma de estrella son muy fragantes; las hojas son verdes y satinadas.• Zona: Costas de Málaga y Granada y Canarias.• Exposición: Sol o sombra ligera. Necesita protección contra el frío.• Suelo: Soporta todo tipo de suelos, incluso los salinos.• Riego: Regular.• Floración: Nocturna, de abril a septiembre.• Mantenimiento: Poda regular para mantener una forma compacta.• Usos: En celosías e incluso en setos y como cubresuelos. Se enreda sin ayuda.• Maceta: Sí, en interiores; en el exterior solo en zonas libres de heladas.JAZMÍN CHINO o DE LECHE (Trachelospermum jasminoides)Bella trepadora perennifolia de tallos leñosos y brillantes hojas coriáceas de color verde oscuro; brinda pequeñas flores blancas muy abundantes y olorosas. Necesita un soporte para trepar y puede alcanzar los 6 metros de altura; crece lentamente al principio. Es muy resistente a las enfermedades y plagas, siempre que se desarrolle en suelos ricos, profundos y bien drenados. Aguanta bien el frío (-12 grados).• Zona: Costa mediterránea, Andalucía y centro de España.• Exposición: Sol, o en semisombra en los lugares muy cálidos.• Suelo: Bien drenado, humífero, fresco.• Riego: Regular en verano en climas secos.• Floración: Primavera, verano e incluso otoño.• Mantenimiento: Guiarlo al principio, ya que luego se enreda al soporte sin necesidad de sujeciones. Es de crecimiento ordenado.• Usos: En vallas, muros, balaustradas.• Maceta: Sí, aunque se desarrollará poco; se debe vigilar el riego en verano.• Variedades: ‘Variegata’, de follaje variegado que adquiere tintes rojizos en otoño e invierno, pero menos florífera y vigorosa que la especie tipo; y ‘Tricolor’, más compacta que la anterior y con hojas rojizas durante todo el año.FALSO JAZMÍN (Solanum jasminoides)De la familia de la patata (es una Solanácea), este falso jazmín es un arbusto desgarbado con tendencia a trepar si encuentra el soporte adecuado. Es semi caducifolio, aunque en climas fríos puede perder las hojas; si las heladas son muy fuertes y constantes puede incluso morir. Su floración es blanca y muy abundante, pero sin aroma; en climas fríos y templados se prolonga sin interrupción desde la primavera hasta comienzos del invierno.• Zona: Norte atlántico y centro de España.• Exposición: Sol.• Suelo: Drenado, rico.• Riego: Regular en verano en climas secos.• Floración: En primavera, verano e incluso otoño.• Mantenimiento: Guiarla al principio, ya que luego se enreda al soporte sin necesidad de sujeciones. Es de crecimiento ordenado.MÁS JAZMINES DE CLIMA SUBTROPICALCanarias y la costa de Andalucía gozan de un clima subtropical ideal para muchas especies de jazmines y falsos jazmines. En Canarias, por cierto, crece de forma silvestre un endemismo, el Jasminum odoratissimum, de flor amarilla.• Jazmín de las Azores (Jasminum azoricum). Es el jazmín que florece más prolongadamente: todo el año si el clima es cálido, o desde el comienzo de la primavera a finales del verano si es más frío (soporta hasta -5 grados). Sus flores blancas son muy fragantes. Exige una exposición soleada.• Jazmín del Paraguay (Brunfelsia australis). Es totalmente ajeno al género Jasminum, pero este arbusto denso y ramificado que alcanza los 2 metros de altura ofrece flores suavemente perfumadas de color violeta que se van volviendo blancas con los días. Necesita un suelo rico, suelto y bien drenado y se da muy bien al sol o en semisombra. Puede florecer todo el año si el clima es apto y no hiela.• Jazmín magno o frangipán (Plumeria rubra). Pequeño árbol originario de Centroamérica de aromáticas flores amarillas o rosadas de aspecto nacarado (se usan en los collares hawaianos). Las hojas, caducas, son grandes, alargadas y con marcada nervadura.
Fuente: verdeesvida.es

Dividir matas y rizomas para multiplicar las plantas

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El final del invierno es un momento ideal para multiplicar vivaces como las gramíneas y muchas asteráceas (margaritas, Osteospermum, crisantemos) y sédums, rizomatosas como los agapantos, acantos, Phormium e incluso plantas de interior como las sansevierias, y algunos arbustos. ¡Multiplicarás tus ejemplares! Basta con seguir unos sencillos pasos para dividir matas y rizomas. Ahora bien, no es necesario realizar esta operación todos los años, sino cuando la mata lo necesite, ya sea porque está demasiado apretada donde se encuentra o la floración ha perdido calidad. Cada especie tiene sus propias exigencias.
Las herramientas necesarias para realizar estas operaciones son:• Azada: Muy útil para desarraigar la planta.• Pala: Para dividir las raíces de las grandes en porciones.• Tridente: Muy eficaz para abrir y dividir la mata.• Horquilla de mano: Ayuda a desenterrar el rizoma.• Cuchillo: Fundamental para cortar el rizoma en segmentos.• Tijeras: Para recortar las ramas de los nuevos ejemplares.Para evitar el riesgo de transmisión de enfermedades a los nuevos ejemplares, es muy importante desinfectar las herramientas antes de proceder a la división. Puedes lavarlas con agua y jabón o pasarles un algodón con alcohol.Multiplicar las vivacesGracias a este método, las plantas de flor, sobre todo las vivaces o herbáceas perennes —como el crisantemo, el agapanto, el acanto, el flox, las matas grandes de aquileña, las margaritas, el arabis, el canastillo de oro, las primaveras, las gramíneas y Phormium, hoy tan de moda— se regeneran y dan floraciones más abundantes.La mejor época para dividirlas es al final de invierno y comienzos de la primavera, o a principios de otoño, según la especie, siempre que lleven unos tres o cuatro años plantadas. En primer lugar debes dasarraigar la planta con la tierra húmeda. Una pala de jardinero o una azada te facilitarán la tarea. Tras sacudir el cepellón separa la planta en varias partes con la mano; planta y riega abundantemente cada una de ellas.Multiplicar arbustos y subarbustosLos arbustos de hoja caduca con numerosos tallos en su base —como las kerrias, avellanos, espireas— también admiten esta técnica. La época más adecuada es cuando han perdido sus hojas, en días que no hiele y con la tierra húmeda. Con ayuda de una azada se descubre la tierra en torno a las raíces y con el filo de una pala se separa una parte de la cepa con sus correspondientes tallos, y se planta por separado. Conviene recortar las ramas del nuevo ejemplar para favorecer su arraigo. Lo mismo sucede con aromáticas como la hierbabuena, el orégano o el tomillo.Plantas de interiorA lo largo de marzo y abril es el mejor momento de dividir la mata de algunas especies de interior, como las cintas, marantas, aglaonemas, calateas, espatifilos, y palmeras como la chamaedorea. Se procede igual que con las vivaces.
Fuente: verdeesvida.es

Cuidados del césped: cómo conseguir una pradera de foto

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Tener en el jardín una alfombra verde de césped sano y uniforme no es difícil, pero requiere una serie de cuidados a lo largo del año para mantenerlo en un estado óptimo. Estas labores anuales son: siega, riegos, aireado, recebo, resiembra, escarificado, abonado y escardas, todas ellas operaciones clave para asegurar el éxito.
LA SIEGAEl césped requiere numerosas siegas a lo largo del año. Los sucesivos cortes favorecen que las cespitosas se extiendan a lo ancho y cubran de manera más tupida el suelo. Las siegas también evitan que el césped se espigue y complete su ciclo vital marchitándose.
¿Con qué frecuencia hay que segar la pradera? Esta pregunta clave no tiene una única respuesta. Depende de muchos factores: clima, orientación, suelo, especies plantadas, uso, frecuencia de riego, etcétera. Como regla básica no se debe de cortar más de un tercio de la longitud de la hoja de una vez, aunque la lógica dice que en verano, es decir, en pleno periodo de crecimiento, habrá que segar mucho más a menudo, mientras que en invierno, sobre todo en las zonas frías, la frecuencia de corte se debe reducir drásticamente.Respecto a la altura del corte, cada especie de césped requiere una determinada. Es aconsejable seguir las instrucciones del fabricante, pero no olvides que en condiciones extremas —mucho frío, mucho calor, riego insuficiente— tendrás que subir la altura del corte para no castigar demasiado la hierba.EL RIEGOEl riego es otro de los factores decisivos para tener un césped de calidad, ya que la mayoría de las cespitosas son muy exigentes en agua. Sin embargo, un error muy frecuente es sobrerregar. El riego debe hacerse en función del tipo de hierba y, sobre todo, de la evaporación-transpiración. Su frecuencia también depende del clima, época del año y suelo.Para un uso eficaz del agua, en épocas de calor no riegues en las horas centrales del día, no solo para evitar la pérdida por evaporación sino también para proteger las hojas de las quemaduras y, sobre todo, de enfermedades.Recuerda que los riegos más abundantes y espaciados incentivan la profundización de las raíces y, por tanto, una mayor resistencia a la sequía.EL AIREADOCon el tiempo, el césped acaba compactándose, lo que impide a las raíces crecer en condiciones óptimas y recibir el agua que necesitan. Este problema se agrava cuando la tierra es arcillosa. La labor del aireado intenta compensar la compactación extrayendo pequeños terrones del suelo como si fuera un sacabocados.EL RECEBADOConsiste en aplicar una pequeña capa de arena, mantillo o una mezcla de ambos sobre el césped. Esta labor está especialmente indicada tras el aireado, porque se rellenan los huecos con un nuevo sustrato más suelto que facilitará que las raíces se extiendan y la calidad del césped mejore.EL ESCARIFICADOEn muchos céspedes se suele acumular una capa de restos vegetales, musgo y tierra en la base de la hierba, que impermeabiliza el suelo y favorece la aparición de hongos y plagas. Para eliminar este colchón debes escarificar, es decir, arañar la superficie de la tierra. Puedes usar un rastrillo en superficies pequeñas, o una escarificadora en praderas más extensas. La frecuencia del escarificado dependerá del clima y la orientación del terreno. En zonas más sombrías y húmedas deberás hacerlo más a menudo, hasta una vez al año, pero en céspedes mejor situados no haría falta recurrir a esta labor en varios años.LA RESIEMBRAEn ocasiones surgen calvas en el césped, donde deberás resembrar. Antes de hacerlo debes mejorar la zona donde se ha producido esa calva; para ello aplica mantillo y remueve el terreno ligeramente con una azadilla. Las mejores épocas son al inicio de la primavera o el otoño; evita las épocas de mucho calor o frío. Puedes aprovechar las labores de recebo para resembrar.EL ABONADOEl mejor momento para abonar el césped es en primavera. En otoño y verano, para prepararlo para el estrés de temperatura (altas y bajas), es mejor utilizar un fertilizante potásico, y para la siembra, uno rico en fósforo. Lo más sencillo es recurrir a abonos específicos para césped, que suelen ser formulados sólidos de liberación lenta, es decir, que aportan los nutrientes necesarios a lo largo de varias semanas o meses. Otra opción es utilizar mantillo como abono, que además mejora la estructura y la actividad microbiana del suelo. Además, puedes aprovechar las labores de recebado tras un aireado para aplicar el mantillo.LA ESCARDAEn cualquier césped es normal que surjan malas hierbas que estropean su aspecto. Para prevenir su aparición siega la pradera con frecuencia y a la altura más baja que pemitan las cespitosas plantadas y la época del año. Esto mantendrá a raya a muchas inquilinas no deseadas, aunque deberás combinarlo con escardas manuales —sobre todo si la parcela es pequeña y cuando las malas hierbas son gramíneas— o químicas, aplicando un herbicida para hoja ancha.Si en tu pradera aparece musgo, un buen abonado y unos escarificados regulares te permitirán reducir el problema. Si, por ser una zona sombría y húmeda, el musgo persiste, conviene que utilices un producto antimusgo. Pide consejo en tu centro de jardinería.
Fuente: verdeesvida

Hortensias: explosión de belleza

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Deben su nombre a una dama francesa llamada Hortense, a quien le dedicó esta magnífica flor el naturalista Commerson, que la importó del Lejano Oriente. En jardines o macetas, las grandes corolas azules, rosadas y púrpuras de las hortensias ofrecen un esplendor sin igual.Pocas plantas despliegan tanta belleza durante tanto tiempo como la hortensia. En primavera, la Hydrangea macrophylla se despereza y comienza a mostrar sus flores, grandes corolas rosadas o azuladas, que poco a poco van perdiendo el color hasta quedar casi blancas. Las púrpuras derivan, en cambio, hacia los verdes pardos, lo que las convierte, una vez secas, en un elemento muy ornamental para un arreglo floral.
En los jardines del norte de España, las hortensias muestran todo su esplendor, favorecidas por el clima húmedo y el calor suave. Sin embargo, hoy se puede disfrutar de ellas en maceta en todas las regiones. Solo hay que respetar sus preferencias: necesita sombra o semisombra, y no tolera las temperaturas excesivas. Exige abundante riego, preferentemente con agua sin cal (si es de lluvia, mejor).La acidez del suelo y el color azulLos suelos ideales para las hortensias son las tierras ácidas (pH menor de 7), ricas en nutrientes, blandas y permeables. La acidez del suelo acentúa los colores de sus pétalos, especialmente los azules. Un suelo demasiado alcalino les provoca clorosis, que se manifiesta en el amarilleo de las hojas y la fragilidad de los tallos. Se corrige con quelatos de hierro o turba rubia en la tierra (ver Un jardín de acidófilas, Verde es Vida nº59, página 50).Plantar, trasplantar, multiplicarLas hortensias deben plantarse en primavera y otoño, pero nunca en invierno. El proceso es muy sencillo: basta cavar un hoyo dos veces mayor que el tamaño del cepellón y regarlo bien. ¿Un lugar ideal? Al pie de un árbol: sus ramas las protegerán de la fuerza excesiva de los rayos del sol. En las regiones húmedas no necesitan apenas cuidados, ya que son su hábitat natural.La poda de las ramas que florecieron —se corta un tercio— se efectúa cuando han caído las hojas, excepto en las zonas frías, donde hay que tener la precaución de esperar que finalice el invierno, ya que sirven de protección contra las posibles heladas.Si se va a cultivar en maceta, habrá que trasplantar la hortensia a una más grande cuando llegue el invierno y sus hojas hayan caído.En interiores exige un lugar fresco y ventilado, lejos de la calefacción. En invierno es bueno mantenerla a unos 7º, y subir la temperatura a 13 º hacia finales de febrero y hasta que la planta comience a echar las hojas. También hay que aumentar la humedad ambiental a medida que se acerca el calor. Es conveniente pulverizar con agua el follaje. Se abona en primavera y verano con un fertilizante para plantas que precisen acidez en el sustrato, como las azaleas.Las hortensias pueden multiplicarse por esquejes: a mediados del verano se corta una rama de unos 30 centímetros que tenga dos pares de hojas (no yemas); se quitan las dos inferiores, y se planta en un pequeño tiesto.Hortensias rarasExisten unas 500 variedades de hortensias en el mundo, algunas especialmente llamativas, como la trepadora, Hydrangea petiolaris, que puede llegar a alcanzar los 18 metros de alto. Se aferra a la pared con unas raicillas, de un modo simillar a la hiedra, y se cubre de flores blancas.
Fuente: verdeesvida.es

Hortensias: la gran belleza (continuación)

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Son un clásico de los jardines de la Cornisa Cantábrica, donde el clima atlántico, suave y húmedo, trata con mimo sus magníficas corolas y sus grandes hojas brillantes. Pero no todo estaba dicho sobre estas plantas de floración tan espléndida como prolongada. El desarrollo de cultivares con flores que cambian mágicamente de color a lo largo de los meses y la introducción de nuevas especies y variedades renueva su vigencia en los jardines y los tiestos de la terraza. Y no solamente en el norte de España. Basta con buscarles el sitio apropiado y tenerlas bien regadas.
Un género con flores tan extraordinarias como el de las hortensias (Hydrangea) ofrece un fecundo campo de innovación con resultados brillantes en la gama cromática y la forma de las corolas. Ya no solo son el azul, el rosa fuerte, el rosado claro y el blanco. Ahora sus florecillas también pueden combinar dos tonos en contraste y además cambiar de color a lo largo del tiempo, como en la serie ‘Magical Four Seasons’ (en la foto de arriba).
Como alternativa a las habituales corolas redondas y densas (mophead, cabeza de mopa, en inglés) de las Hydrangea macrophylla, cuentan las delicadas lacecap de esta especie y la Hydrangea serrata, verdaderas cofias de encaje formadas por un gran número de pequeñas florecillas fértiles rodeadas por unas grandes, de cuatro o cinco tépalos, estériles.Pero, además, cada vez es más frecuente ver en los jardines los luminosos corimbos blancos densos y prácticamente esféricos de la Hydrangea arborescens y las corolas blancas o suavemente rosadas en forma de cono de la Hydrangea paniculata y la Hydrangea quercifolia, la hortensia de hojas de roble que cambian a un rojo de fuego en una preciosa otoñada. Y todavía hay más especies de hortensias que se pueden utilizar en los jardines, entre ellas una vigorosa trepadora de delicadas flores blancas como la Hydrangea petiolaris.La mayoría —el género abarca unas 45 especies— son arbustos, trepadoras y arbolitos mayoritariamente de hoja caduca, originarios del este y el sudeste de Asia, sobre todo Japón —donde hay testimonios sobre su existencia en poemas del siglo VIII, según revela el paisajista y escritor Noël Kingsbury en su libro Garden Flora—, y América del Norte y del Sur. La mayoría son muy rústicas, capaces de soportar el frío extremo (-34º o -29º, zonas 4/5-9/10).Una larga floraciónLa duración de la floración es otra de las valiosas cualidades de estas plantas. Aunque su gran momento es el verano, ya en marzo las hortensias en flor forzadas en los invernaderos aparecen en escena en los centros de jardinería como apretados ramos de flores en tiestos, mientras los ejemplares que viven en los jardines solo están empezando a brotar tras la poda del final del invierno.Pasado el verano las flores persisten hasta bien entrado el otoño y las corolas secas siguen aportando una melancólica belleza al jardín incluso bajo la escarcha.Versátiles y combinablesOtro punto a favor: las hortensias admiten una gran variedad de usos. Viven bien en maceta, lo que permite sacar partido a su potencia ornamental en terrazas y patios, incluso dentro de casa (te recomendamos ver Un jardín de hortensias de puertas adentro), y reinan en los jardines como ejemplares aislados o formando macizos bajo la sombra ligera de árboles de hoja caduca —con los abedules forman un conjunto de gran belleza— o en zonas próximas a estanques y cursos de agua. La variedad de especies y tamaños las hace sumamente versátiles. Incluso en ramos de flores cortadas frescas o secas las hortensias están en plena vigencia.En el jardín conviven con todo tipo de plantas acidófilas, como camelias, rododendros y azaleas, pieris, kalmias, arces japoneses (Acer palmatum)… Pero también con otras menos condicionadas por el pH, como los hemerocallis, montbretias, phlox, astilbes, persicarias... La Hydrangea paniculata, por ejemplo, es un arbusto de aspecto ligero que se puede mezclar perfectamente con vivaces, a condición de que no se vea invadida por ellas, o situarse en la parte de atrás de los macizos y borduras, donde su altura servirá de telón de fondo a plantas más pequeñas y de floración más temprana, y le pemitirá lucir en temporada sus elegantes y ligeras panículas. También cabe plantarla en compañía de rosales. Contra los setos perennes de follaje oscuro destacan especialmente gracias a la ligereza y el color claro de sus corolas. Para formar espectaculares macizos llenos de luz blanca, nada como la Hydrangea arborescens, en particular el elegante cutivar ‘Annabelle’. ‘MAGICAL FOUR SEASONS’: COLORES MUTANTESHay algo verdaderamente fascinante en estas hortensias: las florecillas que forman las corolas son bitono y además cambian de tonalidad entre tres y cuatro veces a lo largo de la floración, de mayo a noviembre: los colores claros o vivos van mutando a preciosos tonos otoñales. Se trata al mismo tiempo de cultivares vigorosos, resistentes a las heladas y muy duraderos, dotados de fuertes tallos que alcanzan un metro de altura. Las flores aguantan perfectamente la lluvia y mantienen su belleza incluso a pleno sol. Las condiciones de cultivo son similares a las de las Hydrangea macrophylla.La colección abarca numerosos cultivares:• ‘Magical Revolution’, extremadamente compacto y robusto, con numerosas corolas pequeñas por planta, que cambian del rosa pálido al rojo oscuro.• ‘Magical Amethyst’ luce flores verdes con toques rosados o púrpuras que se tornan verde oscuro.• ‘Magical Coral’ da flores en las que el verde se mezcla con detalles rosados o azules. Mutan a un verde rosáceo con bordes blancos/rosas o de un verde azulado a verde con bordes blancos/lilas.• ‘Magical Noblesse’ cambia del blanco con márgenes verdes a un verde suave. El centro de la flor gana tonos verdes y a veces rojos o azules.• ‘Magical Wings’ produce flores blancas o verde suave que pasan a blanco con borde rojo, o del verde suave a blanco con márgenes azules.• ‘Magical Greenfire’ da flores rosa oscuro con verde y cambia a verde oscuro con detalles rosas. O pasa del rosa al verde con bordes rojos.• ‘Magical Ruby Tuesday’ emite flores rojo intenso con toques verdes que viran a un rojo oscuro. Más información en www.magicalfourseasons.com.
Fuente: verdeesvida

Los errores que hacen sufrir a tus plantas

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¿Qué has hecho mal para que esa planta que tanto te gusta haya perdido lustre y parezca a punto de morir? ¿Tenías claro cómo había que cuidarla? Cada especie tiene sus propias exigencias, así que la primera medida que tienes que tomar para que una planta te dure mucho tiempo es informarte bien. Pregunta en tu centro de jardinería o consulta en nuestra sección Técnicas y cuidados. En general, los errores que se cometen a la hora de regar, abonar, podar… explican la mayoría de las veces por qué se estropean las plantas.
Exceso de riego
Un riego excesivo suele ser más perjudicial para las plantas, incluido el césped, que la falta de agua, ya que puede privar a las raíces del oxígeno que necesitan y provocarles asfixia. Además, su acumulación en terrenos mal drenados, si se trata del jardín, o en la base de los tiestos, puede facilitar el desarrollo de patógenos como la Phytophthora, cuyo efecto es letal, o de hongos del suelo que producen manchas amarillentas o secas en las hojas, especialmente en las plantas de interior (palmeras, potos...). En el caso de los cactus y crasas, el exceso de agua sumado al frío puede condenarlos sin remedio.
Falta de agua
Regar lo justo las plantas no implica someterlas al estrés de la falta de agua. Las que viven en tiesto corren mayor riesgo de quedarse secas. En el jardín, salvo que sean plantas xerófilas bien implantadas, la ausencia de riego puede provocar la desecación de las hojas y daños irrecuperables por defoliación. En el caso de las herbáceas y los árboles y arbustos delicados o recién plantados, la falta de agua sumada a una subida fuerte y repentina de la temperatura ambiental puede provocarles un golpe de calor; las vivaces y leñosas pueden perder mucho follaje, pero con los cuidados adecuados probablemente se recuperen; las anuales no podrán recobrarse.
¿Cómo hay que regar?
Cada planta necesita su propia dosis de agua, que además está condicionada por la temperatura y sequedad ambientales y el tipo de suelo. Para no equivocarte, riégala cuando notes que la superficie del sustrato está seca. Ten en cuenta que hay especies que en invierno no se deben regar en absoluto.
VARIOS PORQUÉS
• ¿Por qué a tus orquídeas Phalaenopsis se les caen las flores?
El exceso de riego es la primera causa de la pérdida de flores y la mortandad de las orquídeas. Debes dejar que el sustrato se seque entre riego y riego. Las Phalaenopsis no se han de volver a regar hasta que las raíces hayan pasado del verde al blanco. Lo mejor es sumergirlas en un cubo con cuatro dedos de agua con abono diluido hasta que el sustrato se empape bien.
• ¿Por qué tus hortensias, camelias o gardenias lucen un follaje de color verde amarillento?
Seguramente porque el suelo tiene un pH elevado, lo que interfiere en la correcta absorción del hierro a nivel de las raíces. Este problema se corrige con quelatos, que deben suministrarse como complemento del abono.
• ¿Por qué tu lilo no te ha dado flores esta temporada?
Si podas a destiempo los arbustos de floración primaveral, como los lilos, camelias, celindas, ceanotos, glicinias y tantos otros, te quedarás sin flores. Estas especies generan los botones florales el año anterior, de modo que si las podas en verano, otoño o invierno, por ejemplo, los habrás hecho desaparecer. Si hiciera falta, debes podarlos en cuanto haya cesado la floración, es decir, entre abril y junio.
• ¿Por qué se ven manchas en las hojas de tus palmeras?
Puede ocurrir por dos razones principales. Si son circulares u ovales, muy oscuras y con un halo amarillento, seguramente sean el efecto de un hongo del suelo que ha surgido por exceso de agua en el sustrato. Si son manchas pequeñísimas y se ven en las hojas más viejas, probablemente acusen falta de potasio; esta carencia puede estar inducida por un desequilibrio causado por un exceso de nitrógeno, pero también por su rápida eliminación con el agua de riego. La renovación periódica del sustrato y un abonado apropiado corregirán este problema.
Fuente: verdeesvida.es

Magnolias que anuncian la primavera

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De las ramas desnudas del invierno a una explosión de tulipanes y nenúfares rosados, o estrellas blancas, cuando llega la primavera. El extraordinario espectáculo de las copas floridas de estas magnolias nativas del Extremo Oriente merece hacerles un sitio en el jardín o la terraza. En tu centro de jardinería encontrarás numerosos cultivares, que multiplican los tonos y las formas de las flores. ¡Pocas plantas dan una bienvenida así a la llegada del buen tiempo!
A diferencia de la Magnolia grandiflora, que abre sus grandes corolas blancas en verano, estas rompen su letargo invernal con una floración intensa y copiosa: un explosivo recibimiento a la primavera en forma de tulipanes, nenúfares o estrellas. En la mayoría de las especies, las flores surgen antes de que salgan las hojas. Solo por esa explosión de color se merecen un lugar en el jardín o la terraza.
Todas estas magnolias pertenecen al subgénero Yulania del género Magnolia. La Magnolia liliiflora (o Yulania liliiflora), también llamada Mulán —atención al nombre de heroína china, una buena pista sobre su origen y fortaleza—, es un pequeño árbol (alcanza los cuatro metros de altura) nativo de Sichuan y Yunnan, áreas de marcado clima continental en el sudoeste de China. En su país de origen y Japón se cultiva desde hace varios siglos.
Del cruce de esta magnolia con la Magnolia denudata proviene una de las más populares, la Magnolia x soulangeana, también llamada magnolia tulipán por la forma de sus flores. En cambio, las flores de la Magnolia stellata, originaria de Japón, son estrellas blancas o rosadas de hasta 30 tépalos estrechos, al igual que las de los híbridos Magnolia x loebneri, rosadas, y Magnolia ‘Gold Star’, amarillas.
La magnífica Magnolia campbellii ofrece grandes flores en forma de nenúfar. Y los híbridos de la Magnolia sprengeri, flores de hasta 30 centímetros de diámetro y tépalos redondeados. En las flores de las magnolias, como en las de los tulipanes, no se diferencia la corola del cáliz, por ello las partes que las integran se llaman tépalos y no pétalos (que forman las corolas) ni sépalos (que forman los cálices). Los tépalos son todos iguales en forma y color. Las flores atraen a las abejas y mariposas y, exepto en los híbridos, suelen producir frutos en forma de piña.
Árboles y arbustos caducifolios
Todas estas magnolias son árboles o arbustos caducifolios generalmente pequeños, de no más de cuatro metros de altura, muy ramificados desde el suelo o con una copa capaz de ofrecer una buena sombra en verano. La excepción son la Magnolia sprengeri y la Magnolia campbellii, verdaderos árboles que pueden alcanzar entre 8 y 20 y entre 30 y 35 metros de altura, respectivamente. Salvo esta última, todas estas magnolias empiezan a dar flor incluso cuando son ejemplares jóvenes.
De todas las especies mencionadas existen hoy numerosísimos cultivares, que multiplican los tonos de las flores, desde el blanco más puro al crema y el amarillo, y de los rosados muy pálidos con la base apenas manchada de rosa al púrpura más intenso.
¿Qué tienen en común?
• Una gran rusticidad: Dado su origen en las zonas centrales de Asia, se caracterizan por una gran resistencia al frío: hasta -34º (USDA 4-9), y del mismo modo soportan los calores extremos e incluso la sequedad.
• Sustrato rico y ácido: Prefieren los suelos profundos, húmedos, bien drenados, humíferos y ácidos. Algunas toleran los calcáreos.
• Sol o semisombra: En general conviene procurarles un lugar resguardado y en sombra ligera o semisombra, aunque viven bien al sol. Una orientación sur favorecerá una floración más precoz, lo que puede acarrear mayores posibilidades de que resulte afectada por las heladas tardías; en una orientación norte florecerán más tarde.
• Bajo mantenimiento: Son de fácil cultivo y no requieren cuidados especiales. A lo sumo deben ser protegidas de las heladas tardías, y del frío extremo cuando son jóvenes. Ofrecen bastante resistencia a las plagas y enfermedades.
• No toleran bien los trasplantes: Se pueden plantar en cualquier momento del año, pero deberá ser en el lugar definitivo. Padecen mucho con los trasplantes. Se ha de procurar no enterrar el cuello de la raíz.
• Riego moderado: Una vez establecidas pueden soportar la falta de agua, aunque no sin sufrimiento.
• Poda de limpieza: Solo requieren una poda que elimine las ramas secas, rotas, desviadas o cruzadas. Los botones florales que se abrirán en primavera se suelen comenzar a ver el verano anterior, de modo que si es imprescindible podar debe hacerse inmediatamente después de la floración.
Fuente: verdeesvida.es

Extracto de ortigas contra plagas y hongos

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El extracto de ortigas Naturen de KB es un preparado natural activador del crecimiento y protector de las plantas frente a las agresiones de pulgones, polillas de las crucíferas, carpocapsa, ácaros, alternaria, moniliosis y míldiu. Se puede utilizar en agricultura ecológica en todo tipo de cultivos. Se aplica hasta dos veces al mes de marzo a octubre. Se presenta concentrado para diluir.

Petunia Marveluos

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Demasiado bonita para expresarlo con palabras.Tres diferentes combinaciones de color en esta especie de petunia, que dibuja un fino ribete en el extremo de sus pétalos, aportando una imagen realmente elegante.
Última generación de petunias caracterizada por su porte erecto, compacto y de flores bicolor muy definidos y vivos. Un toque elegante en cualquier zona del jardín o terraza, ya sea utilizada como elemento aislado o en masa para formar macizos de flor.
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